
Santiago es una gran obra de teatro.
Una comedia, una tragedia. Las dos a la vez.
Un espectáculo que no destaca por la calidad de sus actos, sino por su numerosidad.
Una función de circo gratuita; puedes reir a morir, por el simple precio de caminar por sus calles. Por el cotidiano hecho de tomar una micro, de observar un poco como funciona esta ciudad.
Sin embargo, el que este espectáculo sea gratuito, tiene sus desventajas…
No siempre quieres presenciar sus shows; no sólo eres espectador de una gran comedia, sino también de las más decadentes exhibiciones.
Una película, de la que sin querer todos somos partes.
Hoy reíste, mañana puedes llorar.
Hoy fuiste espectador, mañana tal vez actor.
En un momento aplaudes el profesionalismo de sus personajes, en otro, odias su patético actuar.
Observas, pero a ti también te observan.
Lo peor de todo… lo peor… es que inevitablemente a veces formas parte del elenco de artistas baratos.